Mis hombres cumplen el 10 y el 14 de Enero años. Ni decirles, que tuvimos que hacer tres cumples, uno en cada fecha para que tuvieran su día especial, y luego una gran fiesta para los dos, que entre grandes y chicos eramos como 45 personas.
Ese día me sorprendí de lo grande que están, hoy me puse a mirar las fotos del día que los conocí, hace 8 meses atrás: no los reconozco. Nico tenía esa mirada triste y perdida, Mili entre aterrada y simpática, y Leo miraba a su hermano, como buscando la aprobación hacia nosotros.
Ahora, mis hijos no son esos niños: tengo a un morocho alto y esbelto, que es clásico para vestirse, le gustan las chicas y es tímido. Tengo a otro morocho más bien gordito, que no para nunca, que también le gustan las chicas pero es un atrevido con ellas, y una princesa, que sabe que es bonita y no lo oculta.
Verlos disfrutar de sus cumples, ver la emoción de cada dia de ellos, me dá la firma convición que estoy haciendo las cosas bien, aunque a veces me asuste y me crea que todo se va al barranco.
Hoy al mediodía brindamos por una nueva etapa, mi hijo mayor ya se prepara para empezar el secundario, y el del medio nuevamente con cambio de colegio. Brindamos por Febrero, que Dios mediante, empezaremos el juicio de adopción. Brindamos por nosotros, nuestra familia, para que todo siga como hasta ahora, camino muchas veces sinuoso, pero con un final seguro: seguir juntos.
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