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lunes, 1 de febrero de 2010

Apropiación y robo: la contracara de la adopción 2

Fuente:http://periovista.com.ar/2010/01/daiana-pide-ayuda-mientras-la-investigacion-se-estanca/

Daiana pide ayuda, mientras la investigación se estanca


Sigue siendo un misterio adónde fue a parar el certificado del nacimiento del pequeño, ocurrido en Rosario de la Frontera. La madre del bebé desaparecido hace siete meses suplica para que alguien contribuya para el hallazgo de su hijo.
Tras la liberación de la abuela del niño ya no quedan detenidos ni hay rastros de quienestienen al bebé ajeno.

Las esperanzas de Daiana Pintos de reencontrarse con su hijo parecen disminuir día a día.

A pocos metros de la vivienda en donde vive junto a su tía María, en La Banda, Santiago del Estero, observa que su madre, Claudia Jiménez, camina nuevamente por las calles. La mujer acusada por su hija de haber vendido al bebé fue liberada por el juez de Metán, Sebastián Fucho, el jueves pasado, por cuanto para la Justicia no hay pruebas suficientes para mantenerla tras las rejas.

Esto sucede luego de que la mujer llegara a Metán, el pasado 6 de enero, por pedido del entonces juez actuante Mario Dilascio, quien se hizo cargo de la investigación el 15 de diciembre del año.

El dato curioso, tanto en aquel momento como ahora, y que aún no encuentra una explicación convincente por parte de los acusados, es que la denuncia de las mujeres oriundas de La Banda se hizo en Metán por un nacimiento sucedido en una clínica privada de Rosario de la Frontera, el 25 de junio del pasado.

En razón del nacimiento de un bebé en la ciudad termal y su posterior desaparición, tomó intervención el Juzgado Penal metanense a través de la recepción realizada por la fiscal Susana Torres. Sin embargo, no se trató de una elección turística la llegada a Metán para asentar la desaparición de una criatura, como tampoco lo fue , según la madre santiagueña, la visita al médico Carlos Torres y la internación en la clínica Nuestra Señora del Rosario. El motivo de la presentación en Metán obedeció a que la Policía de Santiago del Estero y la Justicia de la misma provincia ignoraron la denuncia penal en La Banda, apenas cuatro días después del parto por cesárea. Durante más de cinco meses nadie escuchó a la adolescente y a su tía, que se hizo cargo del drama.

Luego de tanto tiempo, pese a la intensa actividad del Juzgado metanense y los investigadores locales, muchísimas pistas se borraron. Y tal como susurran algunos conocedores del tema, “el bebé y sus padres apropiadores ya están viviendo en el extranjero”. Otros son, si se quiere, más optimistas: “Si (la familia que se apropió del niño) tienen todos los papeles pueden estar viviendo normalmente en Salta o Tucumán”.

Un bebé por el cual se paga y se lo inscribe como hijo propio no es un niño adoptado, sino que se le ha suprimido su identidad.

Un papelito clave

Carlos Torres recuperó su libertad, por falta de mérito en razón de que no había pruebas de que haya cometido un delito. Idéntica suerte tuvo Claudia Jiménez, exenta de prisión pocas horas atrás. En ambos casos sus liberaciones sucedieron a pedidos de sus abogados defensores, luego de las declaraciones indagatorias que brindaron ante el magistrado Fucho y la secretaria Patricia Rahmer.

Torres reconoció haber atendido la cesárea de Daiana. Y aseguró que lo hizo porque la adolescente y su madre (Jiménez) fueron a su consultorio, pues “se encontraban de paso” por Rosario de la Frontera, el pasado 25 de junio. Sostuvo además que, “como corresponde”, extendió el certificado de nacido vivo. Este papelito, documento imprescindible para inscribir a un niño en cualquier Registro Civil, pero que para la ley, paradójicamente, no sirve como instrumento legal según la ley de Juan Carlos Onganía, de 1968, significa que es responsabilidad de médico, y a los establecimientos no se obliga a llevar ningún registro de los menores que allí nacen.

Por su lado, Claudia Jiménez fue durísima con su hija. Reconoció que su nieto fue cedido a un matrimonio que deseaba un hijo y no podía tenerlo por sus medios. Y que Daiana, embarazada, consintió en otorgar al niño. De acuerdo con la mujer, ella no participó en la venta de un bebé, sino en “proteger a su hija y garantizar que el chiquito naciese sano”. Y aseguró que Daiana otorgó voluntariamente la guarda del pequeño. Una palabra contra la otra. Y el niño no aparece.

Entre dramas y fallas legislativas

El drama de Daiana Pintos y su hijo desaparecido tras el nacimiento puso al descubierto la descarnada y contradictoria realidad que viven miles de mujeres, niños y familias y los vacíos normativos existentes en el tema.

Por un lado, jóvenes mujeres, algunas casi niñas, que llevan adelante un embarazo no deseado y, por el otro, matrimonios que lo que más desean en el mundo es tener un bebé. En el medio, una persona, una niña o niño recién nacido, no sólo absolutamente indefenso sino a expensas de adultos que deciden sobre su vida y su futuro. Y entre éstos, sujetos que hacen negocios con niños: los traficantes de bebés.

Indudablemente, para que exista un mercado negro de pequeños, deben de haber serias y graves fallas en las regulaciones, normas jurídicas e instituciones. La ley de adopción permitiría que un matrimonio que quiera un niño le sea más sencillo buscar un hijo por fuera de la ley.

Un bebé precioso

El parto por cesárea se realizó en la clínica Nuestra Señora del Rosario, en Rosario de la Frontera, al sur de Salta, el 25 de junio del año pasado. A las 14.45 de aquel día nació un varón sano “y precioso”, según su madre Daiana. Pesó 3,150 gramos y midió 45 centímetros.

El médico Carlos Torres, jefe del equipo médico que practicó el nacimiento, aseguró que extendió el informe del nacimiento a nombre de Daiana Pintos. Desde el 26 de junio del año pasado, un día después del alumbramiento, el pequeño está desaparecido. Se desconoce dónde fue registrado, con qué nombre, y con quiénes vive. Incluso no se sabe siquiera si está vivo.

Con el certificado de nacido vivo extendido por el médico Torres, el pequeño sólo podría ser inscripto en algún Registro Civil de la Provincia de Salta y sólo por su madre biológica. Siempre y cuando el texto refleje la verdad. Debido a la ausencia del papel, nada se sabe.

Fuente: Diario EL Tribuno