
Los Nogales, un lugar apacible, alejado del calor y el bullicio de la ciudad. Sobre una lomada poblada de árboles frutales se visualiza una casa blanca. Allí viven Silvia Corbalán (48) Miguel Getar (46) y sus dos hijos adoptivos, cuya identidad se reserva porque están en guarda legal.
En marzo de 2007, Miguel y Silvia decidieron adoptar un niño; se inscribieron en el Registro Unico de Postulantes de adopción, sin demasiadas expectativas. Luego de unos meses, el llamado llegó. “Cuando fuimos a la Sala Cuna nos enteramos que “R” (6 años) tenía un hermanito” (”D”, 3 años). Al llegar, uno de los nenes nos espiaba y al vernos dijo: “ella es mi mamá, vení hermanito, que vino la mamá”. Eso me emocionó, y cuando la jueza nos consultó si queríamos adoptar a ambos, no lo dudamos”, relata Silvia.
La decisión estaba tomada, pero los flamantes papás reconocen que la tarea es ardua.“ Criar un hijo es todo un trabajo; criar dos, el doble. Y hacerlo cuando se tiene más de 40 es triple esfuerzo”, explica Miguel. Pero el premio por esos sacrificios hace que todo valga la pena. “Contemplar sus rostros alegres cuando juegan y corren en la quinta, junto con Vicky, Negrita y el Pulga (los perros de la familia) basta para compensar el esfuerzo” comenta Silvia.
Oportunidades
En el jardín, rodeados por árboles de naranja, nísperos, membrillo, manzanas, oliva y alcanfor Silvia reflexiona: “la vida puede empezar de cualquier manera, pero descubrí que lo que realmente importa es de qué forma la transitamos y cómo termina”.
“Cuando “D” vino a casa tenía dos años y estaba mudo, no hablaba. A los 15 días no se lo podía callar” cuenta Miguel entre risas. La pareja pudo ver cómo el cariño y el afecto pueden repercutir en una persona.“Nuestro desafío es darles estabilidad, educación, amor, contención. Enseñarles que se puede ser feliz aun cuando todo diga lo contrario; que sean felices por sobre todo. Queremos que ellos con su experiencia de vida sean personas agradecidas y no resentidas. Que la adversidad que significa el abandono sea convertida en fortaleza. Esa va a ser una tarea para toda la vida” afirmó Silvia
“A cuanta persona me dice que no tiene hijos, le aconsejo que adopte. Lo que sucede es que la mayoría quiere bebés recién nacidos y esto atenta contra los más grandecitos que son los que más sufren porque son conscientes de su situación. Eso es lo que sucedió con “R”, que valora el antes y el después, ve las dos caras”, cuenta Silvia
La mujer es contadora pública (tiene dos trabajos) y Miguel trabaja en un organismo del Estado. Ambos se esfuerzan para darles a sus hijos lo necesario para estar bien. “Si tenemos que estar a base de guiso o sopa toda la semana lo haremos”, explica Silvia. “Por ejemplo ahora compramos un auto más para llevar a los chicos al colegio. Nos dimos cuenta que el dinero no lo es todo, sí es necesario por supuesto; pero la felicidad corre por otro lado, son las personas lo que valen” comenta Miguel.
Cuando llegó Navidad, R empezó a hablar de Papá Noel y de los regalos, y le dije, hijo, lo que celebramos es el nacimiento del niño Dios, que nació pobre pero rodeado de una familia que lo quería. Eso alegró al nene, cuenta Silvia.
Cuando LA GACETA les consultó de qué manera esperan el año que empieza, comentan: “empieza lleno de expectativas, sueños y oportunidades.Formar esta familia fue un acto de fe, pero un acto de fe en la vida, en la juventud, en el futuro. Será un tiempo de muchos cambios, de adaptación. Nuestro deseo para este 2009 es a largo plazo: que nuestros hijos sean buenas personas, que tengan buenos sentimientos y almas generosas, ese es nuestro más grande anhelo”.
Fuente:http://www.lagaceta.com.ar/nota/307637/Informacion_General/Buscaban_un_niño_adopcion_pero_vida_les_regalo_dos.html
1 comentario:
simple y maravilloso a la vez
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