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jueves, 7 de mayo de 2009

Esteban: Bienvenidos a Holanda

Espera que una familia lo adopte:
Esteban tiene 10 meses, está enfermo y fue abandonado por su madre
Miércoles 1 de abril de 2009

Hay gestos que, por su incondicionalidad en el amor, cambian vidas, cimentan un nuevo futuro y, a partir de esa acción, mejoran a toda una comunidad. Ese acto de amor y de entrega es el que ansía Esteban, un bebe de diez meses que espera ser adoptado como hijo y compartir su vida con una familia que lo ame tal cual es.

Aquello que le falta a Esteban no es otra cosa que la contención de un hogar, con el amor certero de unos padres y los estímulos y cuidados que pueden determinar su progreso y sus potencialidades, además de acercarle un nuevo futuro.

Esteban fue abandonado por su madre al nacer en un hospital público de la Capital y, al tiempo, contrajo meningitis bacteriana.

Las secuelas con las que lo marcó la enfermedad son hidrocefalia, hipoacusia y hemiparesia (debilidad en la musculatura en el lado izquierdo de su cuerpo).

Pero, gracias a la atención de un destacado equipo de profesionales médicos, hoy Esteban responde a estímulos, se conecta con la mirada y con las caricias, sonríe, juega, balbucea y recibe alimentación semisólida. Su progreso puede tener un muy buen pronóstico si encontrara padres dispuestos a amarlo, estimularlo y a favorecer su socialización.

En diálogo con La Nacion, Fabiana Isa, jefa del Departamento de Adopciones de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Sennaf) explicó: "No queremos que Esteban continúe institucionalizado, no es bueno para su desarrollo. Apostamos a que pueda tener una vida de amor como hijo, así su calidad de vida será otra y ello, en gran parte, podrá determinar su progreso físico".

Un centenar de chicos

Si su futuro depende del amor y de la entrega que almas generosas puedan prodigarle, como Esteban hay actualmente en la Capital cerca de un centenar de chicos con enfermedades genéticas, VIH y dificultades motoras, entre otras, que esperan poder crecer y desarrollarse en un núcleo familiar.

"Cuando estos chicos son adoptados y reciben amor y cuidados, su evolución física es tan favorable que deja sorprendidos hasta a los propios médicos", cuenta Isa. "La experiencia nos muestra que, en estos casos, apostar a la familia es la más eficaz de las medicinas".

En los últimos dos años, cerca de 40 chicos con capacidades especiales o con diversas enfermedades fueron adoptados por familias porteñas. Según varios testimonios recogidos por La Nacion, ellos les mostraron a sus padres otra cara de la dimensión del amor y la retroalimentación en el afecto fortaleció al propio grupo familiar.

"Esas familias siempre lamentan no haberse enterado antes de las posibilidades que existen en materia de adopción. Es gente que se siente gratificada como padres, no sólo por el amor que reciben, sino por lo trascendente que es ser el motor, razón del progreso físico de alguien", apunta Isa.

Las familias interesadas en adoptar a Esteban y en requerir mayor información pueden realizar las gestiones telefónicamente a los números 4338-5820 y 4338-5800, interno 6012, de lunes a viernes, de 10 a 16.

leyendo el libro de Pilar Arias, uno de sus capítulos habla sobre ser mamá de un hijo discapacitado. Busqué el texto en su formato original, y lo quería compartir con ustedes:

" Bienvenidos a Holanda" de Emily Pearl Kingsley

A menudo me piden que describa la experiencia de criar a un niño con una discapacidad, que intente ayudar a la gente que no han compartido esa experiencia única a imaginar cómo se sentirían. Es así...
Cuando vas a tener un bebé es como planear unas vacaciones fabulosas en Italia. Compras un montón de guías y haces tus maravillosos planes. El Coliseo. El David de Miguel Ángel. Las góndolas de Venecia. Puede que aprendas algunas frases útiles en italiano. Es todo muy emocionante.
Después de meses de ansiosa anticipación, finalmente llega el día. Preparas tus maletas y allá vas. Varias horas más tarde el avión aterriza. La azafata viene y dice: "Bienvenido a Holanda".
- ¿Holanda? - dices -. ¿Cómo que Holanda? Yo me embarqué para Italia. Se supone que estoy en Italia. Toda mi vida he soñado con ir a Italia.
- Pero ha habido un cambio en la ruta de vuelo. Han aterrizado en Holanda y aquí se debe quedar.
Lo importante es que no te han llevado a ningún lugar horrible, asqueroso y sucio, lleno de pestilencia, hambruna y enfermedad. Simplemente es un sitio diferente.
Así que tienes que salir y comprarte nuevas guías. Y tienes que aprender una lengua completamente nueva. Y conocerás a un grupo entero de gente que nunca habrías conocido.
Simplemente es un sitio diferente. Camina a un ritmo más lento que Italia, es aparentemente menos impresionante que Italia. Pero cuando, después de haber estado un rato allí, contienes el aliento y miras alrededor, empiezas a notar que en Holanda hay molinos de viento. Holanda tiene tulipanes. Holanda tiene incluso Rembrandts.
Pero todo el mundo que conoces está muy ocupado yendo y viniendo de Italia y todos presumen muy alto de qué maravillosamente se lo han pasado en Italia. Y, durante el resto de tu vida, dirás "Sí, ahí era donde se suponía que yo iba. Eso es lo que había planeado."
Y ese dolor nunca, nunca, nunca, se irá, porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy importante.
Pero si te pasas la vida quejándote del hecho de que nunca llegaste a Italia, puede que nunca tengas libertad para disfrutar de las cosas, muy especiales, maravillosas, de Holanda

Acá va la historia de una mamá que se animó a ir a Holanda
"Fue lo mejor que hice en mi vida"

"Siempre quise ser madre. Y cuando pude serlo biológicamente las parejas no fueron las adecuadas o mi cabeza estaba en otra cosa. Al cumplir los 40 comencé a preguntar por tratamientos de fertilización, pero eran carísimos", se sincera Marta Benítez (48 años, analista de calidad en un laboratorio). Así fue como llegó a la adopción. Se anotó en el Registro y se dio cuenta de que para tener éxito tenía que decir que sí a todo lo que el resto dice que no: chicos grandes, enfermos, con hermanos. A los dos años la llamaron: había un chico de 3 años "hipoacúsico y con retraso madurativo". Marta lo aceptó sin dudarlo y lo primero que hizo fue someterlo a montones de revisaciones médicas. Resultó que el chico no tenía nada: sólo otitis mal curadas y una profunda miopía. Al no ver ni escuchar, todo se le complicaba, pero no había compromiso neurológico. "Había estado mal cuidado, sin atención, le faltaba estimulación", dice Marta. Víctor hoy tiene 5 años y va a un jardín de San Telmo. "Fue una gran apuesta. Fue lo mejor que hice en mi vida".
http://www.clarin.com/diario/2009/03/29/sociedad/s-01886997.htm

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