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lunes, 12 de octubre de 2009

La larga lucha por convertirse en padres

Fuente:http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1185420

El testimonio de quienes lograron la adopción y de los que todavía aguardan, esperanzados, el llamado de un juzgado

Desde hace nueve años, Natalia Zárate persigue un sueño. Un sueño que le es esquivo, ya que ni la naturaleza ni la ciencia ni la Justicia logran, por el momento, hacerlo realidad. Pero, tras tres operaciones, dos tratamientos de fertilidad, miles de pesos menos y varias carpetas presentadas, no baja los brazos.

"Desde los 25 años busco ser madre. Yo tengo endometriosis, que provoca infertilidad. Lo loco es que para solucionar el problema te dicen que tenés que quedar embarazada", cuenta desde San Luis.

En 2002 se realizó una fertilización asistida y no dio resultado. Entonces, surgió la idea de intentar el camino de la adopción. "Ya hace más de tres años que estamos anotados en el registro de San Luis, donde la espera es de 6 a 8 años. Y en provincias como Córdoba se habla de demoras de 8 a 10 años. Aunque esto es mucho para una pareja, para un niño es toda su vida."

A medida que pasa el tiempo, Natalia y su marido van al juzgado a llenar más y más casilleros. "Al principio todos ponen entre sus deseos que sea un bebe sano, pero a medida que va pasando el tiempo te vas flexibilizando. La última vez pusimos que estamos dispuestos a adoptar hermanos de hasta seis años con problemas sociales", contó.

Para Natalia, tener un hijo biológico y un hijo del corazón sería su familia perfecta. Desde su blog www.unailusionporllegar.com.ar , mantiene vivo su sueño. Y no baja los brazos.

* * *

Sabían que no podían tener un hijo biológico, pero ellos querían formar una familia. Gladys Santiago y su marido se anotaron en el Registro Unico de Aspirantes en 1998, y si bien la espera demoró menos de lo que muchos auguraban el camino de la adopción fue difícil. "Una espera dura y angustiosa, donde en lugar de recibir contención y apoyo te responden con maltratos y agresiones", cuenta a La Nacion Gladys, madre de Matías, de 9 años.

Su búsqueda comenzó cuando ella tenía 38 años. "Lo primero que me dijeron era que ya era vieja para adoptar y que seguramente tardaríamos muchos años", recuerda. A partir de ahí, la peregrinación fue incansable y la pareja comenzó a recorrer los juzgados de casi todo el país.

"Me anoté en todos los juzgados posibles y comencé a descubrir un circuito de inoperancia y otro camino paralelo, el de la ilegalidad. Enseguida descubrí que podía tener un hijo rápidamente a cambio de dinero, pero nosotros queríamos un hijo parido desde la verdad", reflexiona.

Después de varias visitas al juzgado de Misiones, una tarde sonó el teléfono. "Nos llamaron para avisarnos que había un bebe en el hospital, recién nacido. Al día siguiente tomamos el avión, y cuando llegamos nos encontramos con un bebe sietemesino de casi 900 gramos de peso, al cual su madre había entregado en adopción."

Matías había nacido con prematurez extrema y una gran cantidad de complicaciones. "Tomaba leche a través de una sonda, pero la vomitaba y no la podía asimilar. Entonces lo levanté y me lo puse en el pecho, y lentamente a partir de ese momento comenzó a resistir la leche a través de la sonda gástrica. Al otro día firmamos los papeles, mi marido viajó a Buenos Aires y yo me quedé con él hasta que tuviera un peso adecuado para trasladarlo."

Luego se internaron en el Sanatorio Otamendi "y en un mes Matías llegó a los 2,150 kilos", cuenta Gladys, que revive con emoción el día en que Matías tomó por primera vez la mamadera. "Recién ahí pude llorar... Hoy Mati tiene 9 años y ya me llega a los hombros. Y desde el día en que lo conocimos le hablamos con la verdad."

Oscar tiene 8 años. Los mismos que Viviana y Julio Godoy, un matrimonio de la ciudad de Santa Fe, estuvieron anotados en los registros de adopción de varias provincias. Los mismos que hoy, tras la llegada del hijo tan deseado, parecen pocos, porque la felicidad borra cualquier momento difícil del pasado.

Viviana y Oscar casi habían perdido la esperanza de convertirse en padres. "De los juzgados nos llamaban por chicos de 12 o 13 años, y nosotros queríamos uno que tuviera como máximo 3 o 4 años", explicó Viviana. Pero un día los llamaron del hogar Estrada para invitarla a una charla con padres adoptivos. Y todo cambió.

"Ahí vi a un nene de casi 7 años. Era Oscar, y me enamoré. Era igualito a mi marido, Julio. El parecido físico era increíble. Recuerdo que me dije «es él»."

Pero Oscar, que fue abandonado cuando tenía seis meses, no quería saber nada con tener una familia. "Sufrió mucho. El decía que iba a quedarse a vivir siempre en el hogar. El proceso de vinculación fue muy lento, empezamos a relacionarnos muy de a poco. Hoy el vínculo está creado, ya nos llama mamá y papá", contó emocionada Viviana.

Julio, que era reacio a adoptar chicos grandes, reconoce lo equivocado que estaba. "Yo quería un bebe porque quería criarlo a mi manera. Hasta que conocí a Oscar. Me animé a adoptar a un niño de 6 años y lo agradezco. El primer día que dijo «papá» fue maravilloso. Nosotros nunca lo presionamos para que lo hiciera, le dijimos que lo dijera cuando lo sintiera. Y así fue. Fue algo increíble."

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